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En una declaración resonante desde el Palacio Nacional en San Salvador, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, acompañado de su esposa Gabriela Rodríguez de Bukele, proclamó su victoria en las recientes elecciones, celebradas el 4 de febrero de 2024. A pesar de la falta de confirmación oficial, el mandatario de 42 años anunció a través de las redes sociales que había capturado el 85% de los votos, marcando un hito en la política salvadoreña. Este triunfo se produce después de que la corte constitucional del país autorizara su candidatura para un segundo mandato, una decisión que ha polarizado opiniones pero que refleja su creciente popularidad gracias a una campaña implacable contra las bandas criminales, que ha transformado radicalmente la seguridad en El Salvador, llevándolo de ser uno de los países más violentos a uno de los más seguros de América Latina.
Bukele, quien previamente fungió como alcalde de la capital, se ha autodenominado "el dictador más cool del mundo" y, en la antesala de la votación, advirtió a los electores sobre el riesgo de reversión de sus logros en materia de seguridad si no era reelegido. Su campaña se destacó por una imagen pulida que lo presentaba como un combatiente incansable del crimen, resaltada por emotivos testimonios de familiares de víctimas de las principales pandillas del país, las MS-13 y Barrio 18, quienes expresaron su gratitud hacia las medidas de seguridad implementadas por su gobierno.
Sin embargo, la figura de Bukele no está exenta de controversia. Organizaciones de derechos humanos han denunciado arrestos arbitrarios masivos como parte de su estrategia antipandillas, con cerca de 75,000 personas detenidas bajo medidas de emergencia extendidas en múltiples ocasiones. Amnistía Internacional, en un informe de diciembre, ha criticado lo que considera un reemplazo de la violencia de las pandillas por violencia estatal. A pesar de estas críticas, Bukele logró sortear la prohibición constitucional de postularse para un segundo mandato consecutivo, gracias a un fallo del tribunal constitucional favorable a su causa en 2021, lo que le permitió, nominalmente, renunciar a la presidencia semanas antes de las elecciones para cumplir con el requisito legal. Su juramentación está programada para junio, marcando el comienzo de otro período en el que se espera que continúe su controversial pero efectiva política de seguridad.